Sexo en la ciudad (valenciana)

... y técnicas nuevas para colar publireportajes.

El domingo, en uno de mis demasiados descansos de las horas de estudio, me senté a hojear Las Provincias. En su cuadernillo de los domingos, que yo siempre he apreciado por hablar de temas diferentes y menos trágicos que las noticias a las que ya somos inmunes, vi un titular que me llamó la atención: "Carrie en la Calle del Mar".
Me dispuse a leerlo, y empezaba bien, "¿Podría vivir Carrie Bradshaw en Valencia? Seguramente le costaría, ya que aquí le sería más difícil encontrar zapatos exclusivos de Manolo Blahnik o Christian Louboutin o los diseños de Chloé o Givenchy. Pero hagamos un ejercicio de imaginación y situemos a las cuatro protagonistas en nuestra ciudad para saber cómo vivirían y por dónde se moverían." Así que como he sido seguidora de "Sexo en Nueva York", y nunca está demás conocer todos los tipos de rincones, los populares y los exclusivos, que guarda tu ciudad, me dispuse a empaparme ávida de la información, y también a leer, tal y como nos habían prometido, "un ejercicio de imaginación".
Qué chasco, nada más lejos de la realidad. A los dos párrafos estaba aburrida de perder el tiempo delante de un texto que parecía más bien un corta-pega de una guía de ocio valenciana que un verdadero ejercicio de "indagación turística, traslación, imaginación". Obviamente no voy a transcribirlo entero. Y espero que su autor me disculpe, pero creo que desaprovechó una buena ocasión para ejercitar un poco la pluma. Si hasta el título era bueno... Así, con lo que realmente me quedé, fue con una duda, ¿esta serie de comercios aportaron algo para aparecer tan descaradamente en el artículo?
Además, tan, tan, tan exclusivos no pueden ser esos lugares, si los conozco y los he visitado a menudo incluso yo, que nada tengo de "snob" ni rica, y además ni siquiera vivo en Valencia ciudad. Cacao Sampaka, Café San Jaime o La tacita de plata son archiconocidos y concurridos. Ni me acaba de quedar claro que ellas vivieran en las zonas escogidas como traslación valenciana, ni mucho menos que acabaran sus siempre fantásticas noches en un puerto de la Copa América tan exclusivo como vacío. Se aburrirían.
Lo dicho, qué lástima, qué desperdicio de una buena oportunidad para escribir algo de periodismo "ligero" e imaginativo, homenaje al entretenimiento de fin de semana y a los millones de fans de "Sexo en Nueva York". Hubiera podido resultar un artículo de pluma delicioso en su superficialidad, como lo es la serie, y resultó ser casi casi un publireportaje más.
*(y encima dejar a nuestras cuatro chicas sin degustar los canelones de La Utielana....)

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